martes, 10 de noviembre de 2009

Aprender a aprender.

¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?

El aprendizaje es complejo, si, pero es inherente al ser humano. Aprendemos siempre, cualquiera que sea la forma en que explicamos este hecho, aprender es algo que ocurre en todas nuestras actividades. Es un hecho no trivial y su complejidad es mayor cuando tiene dimensión de tarea, esto es, se trata de aprender algo, se aprende a aprender y se conoce cómo se ha aprendido (metacognición).

Cuando hablamos de observar y medir, nos aproximamos al dominio de la evaluación: responde a los principios esenciales de todo proceso de formación, como un proceso de apropiación cultural que promueve el desarrollo en virtud de la interacción cooperativa entre los sujetos que intervienen en una situación de enseñanza-aprendizaje. Se tiende a medir para determinar cuánto se ha aprendido entendiendo la enseñanza como las condiciones de una actividad intencional y organizada a los efectos de producir determinados aprendizajes relevantes para el individuo.

Elaborar reactivos efectivos, con el propósito de indagar sobre el aprendizaje, es una tarea que no pude limitarse a preguntas simples pobre los contenidos de aprendizaje, puesto que el aprendizaje humano no se reduce a la adquisición de conocimientos, desarrollo de habilidades, o actuar en el marco de normas de comportamientos, "asépticos" de sentido personal. Existen volición en todo aprendizaje.  Esta práctica, tan común en nuestros bachilleratos, es inconsecuente porque distorsiona la realidad que pretende significar y desconoce la dimensión real del conocimiento. Toda acción cognitiva tiene valor, todo conocimiento, habilidad, forma de comportamiento porta un sentido personal, pues es un sujeto el que aprende. La evaluación requiere disponer del modelo del objeto, desde una perspectiva integral, holística y multifacética, que ponga de manifiesto la complejidad y riqueza del aprendizaje.

domingo, 8 de noviembre de 2009

El currículo en la Reforma.

Concepciones Educativas y Competencias.
Mc. Sergio Antonio Becerra Zepeda.

¿Qué concepciones de aprendizaje son congruentes con el enfoque por competencias?

Entre las distintas concepciones de aprendizaje que encontramos en la propuesta de Pere Marquès (UAB, 1999) podemos asumir la existencia de grandes vínculos entre estas y el enfoque por competencias. La razón es sencilla: toda concepción educativa, en la práctica, permite desarrollar el conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas, tanto específicas como transversales, para satisfacer plenamente las exigencias sociales (acepción para competencias de la ANUIES). ¿Cómo entonces, podemos hacer una asociación eficaz? Es necesaria una revisión y una reflexión un poco más detallada sobre los elementos del currículo que han sido institucionalmente abordados en el marco de la reforma curricular.

Cito institucionalmente, porque estos son los cauces operativos en los que debe ocurrir el desempeño de las actividades escolares. Es importante este reconocimiento, puesto que el trabajo en el aula, no puede depender de apreciaciones equivocadas, tampoco debe descansar en prácticas “eclécticas”, intelectualmente limitadas y limitantes; bajo un supuesto eclecticismo suele descansar cómodamente la incompetencia profesional que no sabe a dónde va, pero lleva consigo –a ningún lado- a nuestros estudiantes. Se requiere conocer, comprender y aplicar: tener dominio.

La RIEMS, a través de la definición de un marco currícular común enfrenta el problema de la desarticulación académica de los planes y programas de estudio, este marco, esta basado en desempeños terminales: competencias con atributos específicos, reconociendo que una competencia es más que conocimiento y habilidades. Implica la capacidad de responder a demandas complejas, utilizando y movilizando recursos psicosociales (incluyendo habilidades y actitudes) en un contexto particular. Aquí, lo esencial es que los jóvenes encontrarán en las diversas escuelas la posibilidad de formarse conforme a las competencias comunes identificadas para todo el bachillerato.

Pero la desarticulación académica entre planes de estudio no es el único problema que el nuevo currículo debe resolver, este es un apartado administrativo importante y complejo, que debe estar en equilibrio con otro de importancia similar en el dominio académico: la pertinencia y relevancia de la educación. La primera se refiere a la cualidad de establecer múltiples relaciones entre la escuela y el entorno, la segunda, a asegurar que los jóvenes aprenden aquello que conviene a sus personas, pero también a la sociedad que les rodea.

“Se debe reconocer que los distintos componentes curriculares tienen objetivos concretos —que incluyen el formar para la vida, el trabajo y los estudios superiores— que no deben perderse de vista, y que todos ellos deben poder responder a las circunstancias y los cambios sociales y económicos que se registren en el país.”

Nuevamente el currículo perfila el enfoque a través de competencias: Las competencias orientan la intervención educativa al logro de capacidades en el aprendiz y a conseguir que paulatinamente el alumno adquiera niveles superiores de desempeño. Esta perspectiva no se refiere únicamente a desempeños manuales, operativos, como algunos de los que serían requeridos en el ámbito de la educación tecnológica. Se incluyen las competencias lingüísticas, esenciales para la comunicación humana; las habilidades sociales, de cuidado de sí mismos, y las competencias morales que permiten el desarrollo personal y la convivencia armónica; las competencias también hacen referencia a las habilidades de pensamiento de orden superior, a la resolución de problemas no sólo prácticos, también teóricos, científicos y filosóficos. Un planteamiento de esta naturaleza es sumamente proclive a desarrollarse en el marco de una perspectiva constructivista de la enseñanza, que elimina de las prácticas educativas la memorización no significativa, favorece el aprendizaje basado en resolución de problemas, que parte de su identificación y la aplicación de las herramientas necesarias para su resolución. Además confiere un papel sumamente importante al desarrollo de capacidades de aprendizaje autónomo y se nutre fuertemente del trabajo colaborativo.

Estos elementos nos permiten atender la pregunta inicial de estas notas. El currículo definido por la reforma, tiene como base psicológica el Constructivismo, siguiendo a Marquès: J. Piaget, en sus estudios sobre epistemología genética, en los que determina las principales fases en el desarrollo cognitivo, elaboró un modelo explicativo del desarrollo de la inteligencia y del aprendizaje en general a partir de la consideración de la adaptación de los individuos al medio. Pedagógicamente se nutre del Aprendizaje significativo (D. Ausubel, J. Novak) este, postula que el aprendizaje debe ser significativo, no memorístico, y para ello los nuevos conocimientos deben relacionarse con los saberes previos que posea el aprendiz. Frente al aprendizaje por descubrimiento de Bruner, defiende el aprendizaje por recepción donde el profesor estructura los contenidos y las actividades a realizar para que los conocimientos sean significativos para los estudiantes. El componente social-filosófico tiene sustento en las teorías del enfoque sociocultural de Vigotsky quien considera los aprendizajes como un proceso personal de construcción de nuevos conocimientos a partir de los saberes previos (actividad instrumental), pero inseparable de la situación en la que se produce.